Al final de todo, abrazos, intercambio de camisetas, uno gana, el otro pierde naturalmente, y los 2 rockeros se retiran al vestidor.
Esa noche marcada por la presencia de dos dirigentes con pasado más alocado que cualquier integrante de los Rolling Stones. Paco «El Gatillero» Palencia y Miguel «El Piojo» Herrera, nombres que adornaban el concierto de fútbol que se suscitó en el coloso de Santa Úrsula.
«El Clásico Capitalino» como toda buena presentación musical era necesario que abrieran de manera escandalosa. Qué mejor papelazo que las aficiones, que la Rebel hizo esto, la monumental ya llegó, etc.
Pasemos al interior del estadio, a ritmo metálico y coordinado trataba de dar buenas sensaciones el equipo universitario, pero más allá de buscar una forma al estilo de «Stairway to Heaven«, el equipo Americanista se encargó de llevarlos a «Highway to the Hell» haciendo el primer tanto de mano del «Hermoso Peralta«, en ese momento cual rockero en efusión Miguel Herrera explotaba, contagiando esta euforia a todo su público, ¡Vamos, Vamos América que esta noche tenemos que ganar! todo el barrio de Coapa oía los cánticos de los ocupantes del recinto.
Sin embargo, la Rebel no quiso quedarse ahogada en el fulgor amarillo, como jilguero el silbido se expandió por todas las butacas de la zona norte del estadio. Un silbido que anunciaba que venía algo potente, y reservado para momentos difíciles, ¡Goya, Goya, Cachun, Cachun Ra, Ra,Cachun, Cachun Ra, Ra! una batalla de gritos que reflejaba lo que pasaba en el campo, que un taconzao con la clase del gran Jager, Nico Castillo habilitó al «Avión» Calderón que le regresaría el favor al español y de un testarazo la mandaría guardar a las redes de los locales.
Se acercó ya el final de la primera parte de este recital, «Sympathy for the devil» sonaba en la cabeza de todos los simpatizantes de los Azulcremas, les habían marcado un penal inexistente a favor, se acercó a patearlo Silvio Romero, Uh, Uh, Uh, Uh encantado de conocerte, pasó por la cabeza de los Auriazules al ver como su portero debutante en esta temporada le detenía la pena máxima al paraguayo.
Sin embargo, la simpatía con el demonio volvió a sonar en el segundo tiempo y esta vez las Águilas no perdonarían el tiro penal y la mandarían guardar, para que de manera definitiva quedara plasmado el 2-1 para los pupilos del Piojo y de esta manera consumar la noche de Rock en el Azteca.