Era una tarde soleada en el Nou Camp, dos equipos con la expectativa muy en alto. Por un lado, un Cruz Azul con un juego ambicioso y ofensivo, con la esperanza de volver a conseguir la victoria en territorio guanajuatense, como lo hiciera en la temporada de invierno de 1997 en su último campeonato. Del otro lado, un León dolido que ha sido incapaz de mostrar un juego vistoso en esta temporada y con la necesidad de comenzar a ganar puntos para no rezagarse en esta apertura 2017.
Los equipos salieron al césped y la afición de ambos conjuntos coreaban a todas voces sus porras. En el terreno de juego la sorpresa vino a relucir con la sustitución del arquero titular de los esmeraldas, William Yarbrough por Carlos Felipe Rodríguez, sorpresa que llegó a superar el tanto de los cementeros al minuto 7 por parte de Enzo Roco, que caía como balde de agua helada en el planteamiento de Torrente. A partir de ese momento, el conjunto local entró en un pasaje de horror que hasta el minuto 40 volvió a encontrar la brújula, mostrando unos buenos toques combinado con una presión que terminó con un balón besando fríamente el poste que dejó gélidos a todos en el estadio.
Finalmente, al minuto 44 Elías Hernández volvió a enviar la bocha al helado poste, pero esta vez la fortuna acompañó a los locales y, como fuego que encendió a todo el estadio, «Piri» Burbano la mandó a guardar en el arco de Corona.
Se pitó el inicio del segundo tiempo y con el fuego que había terminado el primer capítulo, la fiera pelearía cada balón contra los celestes. Oportunidades iban y venían de un lado a otro.
La afición apretó con todo, aunque de pronto una pincelada de Zuñiga a centro cruzada dejó una oportunidad de oro para Felipe Mora, que solo tuvo que empujar la bocha para hacer el 2-1 en favor de los visitantes.
La cara de angustia e impotencia se repetía desde la afición hasta Torrente y sus jugadores, entre ellos, el capitán Mauro Boselli de los esmeraldas levantó las manos y le pidió al equipo que no dejara de creer. ¡Vamos hacia adelante! se leía en los labios del argentino. El partido se había roto, tanto azules como verdes buscaban como fuera una diana matadora o la del empate.
Llegaron los últimos minutos de la historia, los latidos se empezaron a acelerar y los manotazos al aire exigiendo respuestas en las áreas técnicas eran constantes.
Vino al recuerdo entre los aficionados de la máquina; una palabra que según indicaciones de su capitán y portero los convocaba a que trataran de erradicar del vocabulario. Tic-Tac minuto 89, corner para la fiera. El nervio invadió la cancha, el fantasma de la palabra prohibida se infestó entre los amigos del gol, cual espectro bastaron segundos.
Cinco, Elías Hernández manda centro buscando que alguien la peine o meta un testarazo, Cuatro, la pelota viaja hasta el área de Corona, Tres la peina Nacho Gonzales, Dos, Osvaldo Rodríguez se encuentra con la pelota en el aire y la golpea en dirección a la portería, Uno, el jugador del Cruz Azul Faurlín desvía el balón y deja sin opción a su arquero Corona, Cero; ¡Cántalo!¡Cántalo!¡Cántalo! Gol de la Fiera al minuto 90. Señoras y Señores, el Cruz Azul, a pesar de que lo nieguen, que quieran cambiar, y lo que se le ocurra a usted, ¡La Acaba De Cruzazulear!