Oleida de León Ortiz nació el 9 de septiembre de 1996 en Torreón, Coahuila. Su última participación oficial fue en las Aztecas de UDLAP de la Asociación de Básquetbol Estudiantil (liga ABE).
Oleida nos cuenta cómo fue el proceso y su trayectoria en el básquetbol.
Los inicios de Oleida de León
Mi carrera deportiva empieza en el 2009 cuando tenía 12 años de edad, la gente me pregunta que ¿por qué básquetbol? ¿tus papás eran basquetboleros? Realmente fue porque me obligaron a hacer ejercicio y lloraba porque no quería practicarlo pero con el tiempo, le agarré gusto al punto que le dediqué mi tiempo. De la familia, solo mi mamá llegó a jugar un tiempo básquetbol en secundaria, pero nadie en sí le gusta mucho como me gusta a mí. Mi papá es futbolero pero ni mis familiares lo practicaron.
Sin embargo, mi papá me ha apoyado infinitamente porque él relacionó el futbol con el básquetbol y en lo personal se lo debo mucho, principalmente a mis papás y a los entrenadores que me enseñaron diferentes sistemas por los logros que he obtenido.
Algo que mucha gente no me cree es que al comienzo de mi carrera deportiva ni siquiera sabía correr ya que sufro de pie plano y no tenía motivo por correr si me causaba problema. Sin embargo, no me fue impedimento cuando comencé a entrenar aun por más que me dolieran los pies. Una de las cosas que me ayudó a subir de nivel más rápido fue que las niñas con las que entrenaba jugaban padrísimo y yo apenas iba empezando; me sentía frustrada ya que no jugaba al mismo nivel que ellas por lo que fui dedicada y constante en mis entrenamientos.
Mi primer juego en una liga fue en la Olimpiada Nacional 2009, en el cual, llegamos hasta el Nacional. El equipo en donde estaba no había llegado anteriormente por lo que me decían “grillito de la suerte”. Participé del 2009 -2013 en la Olimpiada Nacional logrando en el 2013, medalla de bronce, representando Coahuila.
Al lograr la medalla de Bronce, nos invitaron a algunas de mis compañeras de equipo y a mí a ir a pre-selección en CEDOM para U17 en donde llegué cuando habían hecho el segundo corte. Fue una experiencia padrísima, aunque yo no iba con la idea de que no quedaría en el equipo porque sentía que me faltaba aún mucho nivel para quedar, pero me di la sorpresa que quedé en el selectivo de U17 para el Centroamericano regresando con 1er lugar.
Su llegada a Estados Unidos
Para el 2014 me habían invitado unos entrenadores de Colorado a participar en el torneo de semana santa en Arizona, 3 Stripes Arizona – Spring Classic (NCAA Certified Event) en el cual, yo iba motivada y ansiosa de ver a las jugadoras con las que estaría y contra las que jugaría.
Este torneo se clasificaba por colores e iba inscrita en mi categoría y una arriba. En este torneo les llamé la atención a tres universidades incluyendo una en Colorado, por lo que me emocioné mucho, pero me faltaba aun un año por concluir la preparatoria así que fue mi motivación de seguir entrenando fuerte.
En el mismo año, para verano, los entrenadores quedaron muy contentos con mi juego y me invitaron a una gira de los torneos: End of the Trail – Portland, OR; Nike National Invitational – Chicago, IL; Nike Music City Madness Showcase – Franklin, Tennessee; Adidas National Championships – Atlanta. Esta fue una de mis experiencias más marcadas en la vida deportiva. Sin embargo, más difícil ya que tuve que decidir dejar la selección para el Pre-mundial en Colorado Springs 2014 por ir a esta gira por ir a buscar una mejor oportunidad.
Para el 2016 me llegó la invitación del Coach David Harnish de Western Nebraska Community College a try outs diciéndome “jugadoras como tú puedo encontrar muchas, así que si crees que puedes demostrarme algo diferente a las demás te espero en el entrenamiento”. Mi papá fue el que me motivó a irme a probar porque él confiaba en que tenía mucho talento para dejarlo con el ojo cuadrado, también me apoyó y me dio confianza diciéndome “¿Qué es lo peor que puede pasar? Que te sirva de experiencia para que sigas creciendo como jugadora, demuestra y que no te de miedo.”
Al mero momento en el que me presenté sí estaba muy nerviosa, pero por el idioma que no lo dominaba, aunque sabía que solo demostrando eso pasaría a ser menos importante por el momento. Al término del entrenamiento, el coach estaba muy contento de lo que demostré y me dijo que estaba realmente interesado en que me quedara, y desde ahí empezó el primer filtro para poder seguir con mi “sueño loco” de jugar en una liga en USA 1era división.
Una vez empezando mi sueño deportivo, me fui dando cuenta de que realmente en México sí tenemos nivel deportivo lo cual me ayudó mucho y en lo que fue avanzando la temporada, mi nombre salía en los artículos mencionándome en las canasteras del equipo. Sin embargo, algo de lo que ellos tenían planeado para mí y el equipo era aprovechar el talento que teníamos de cada una de las jugadoras así que empezaron a hacerles presión a algunas de nosotras. Mi motivación poco a poco iba de más a menos.
Al inicio de la temporada, los mismos entrenadores hacían comentarios positivos de mi trabajo lo cual me gustaba porque era señal de que estaba haciendo las cosas mejor y me motivó a seguir trabajando. Pero mientras más avanzaba la temporada, más difícil se ponían las cosas. Una de mis debilidades como persona es que no tengo un carácter fuerte para las críticas y menos con presiones, por lo que ese fue el motivo que terminó esta etapa.
Al avance de la temporada, yo lo que quería era dejar a todos los espectadores sorprendidos de mi nivel porque sentía que iba representando el básquetbol mexicano solo que el detalle era que por más que me esforzaba en hacer las cosas, lo único que recibía era malas críticas del entrenador “eres una inútil”, “pude haber conseguido a alguien mejor”, “no se que sigues haciendo aquí”, “mejor regrésate a tu país”.
Eran comentarios que me dolían y más al estar lejos de mi familia y mi casa ya que era a diario escuchar eso. Yo misma me quebré, así que poco a poco todo el esfuerzo que le ponía sentía que no era suficiente, llegué a pensar que realmente no servía para este deporte. Cada vez que llamaban mis padres para preguntar como estaba, por más que ocultaba todos mis sentimientos diciendo que todo iba de maravilla, ellos sabían que pasaba algo conmigo que no iba nada bien.
Me enfermé por guardarme tantas cosas que no sabía como sacarlas. A tal grado que perjudicó mi salud, por lo que tuve que hablar con mis papás porque sabían que algo me estaba haciendo daño y estaban preocupados. Tuve que hablarlo con ellos y en ese momento me quebré. Mi madre me consoló y me pidió que regresara si ya me estaba perjudicando en mi salud.
Su regreso a México con las Aztecas UDLAP
Al decidir que regresaría a casa decidí dejar el básquetbol, lo que más disfrutaba hacer, y decidí dedicarme 100% a mi carrera. Sin embargo, al regresar de USA me llovieron llamadas de muchos entrenadores para irme a seguir con mis estudios con beca a diferentes partes de México, pero venía tan decepcionada que lo único que hacía era decirle a mi papá que no quería volver a jugar, que no me iría con una beca.
Me arrepiento de no haber tenido un carácter más fuerte en ese momento de mi vida, pero después de esa experiencia, reflexioné y cambié en muchos aspectos en mi persona que me han ayudado a seguirme desarrollando como persona. Mi papá me ayudó a pensar las cosas y no enfrascarme en esa experiencia porque me podía volver a arrepentir de otras cosas que en el momento no estaba haciendo por quedarme en una decepción. Al cabo de 3 meses de pensar las cosas, me convencí de irme de nuevo a hacer lo que más me gustaba y terminé en la UDLAP.
Al inicio de mi etapa en la UDLAP estaba muy frustrada porque no podía jugar mi primer semestre en la liga ABE que es en la única liga en la que la UDLAP está inscrita, por lo que sentía que entrenaba sin un motivo. La razón por la que no podía jugar era porque no tenía un avance académico en la UDLAP y ya venía de una universidad (WNCC).
Después, poco a poco no me hacían muy participativa en los entrenamientos porque no podía jugar aún. Empecé a jugar en mi segundo semestre pero me sentía muy descanchada después de más de 6 meses sin jugar ni entrenar 100% con mi equipo. En lo que fue mi primer año la sufrí de reclamos de las jugadoras más grandes porque no me sabía las jugadas o que me faltaba siempre algo por lo que estaba aún más frustrada que solo eran reclamos y reclamos que ya no me sentía cómoda. Llegué al punto de querer dejar el equipo.
Al pensar las cosas más tranquila, decidí ignorar todo comentario y hacer las cosas por mí como debí haberlo hecho desde mi experiencia de USA , por lo que decidí seguir entrenando fuerte. Luego me di cuenta que el ambiente en el equipo no era de un equipo, eran muchas rivalidades por lo que lo hacía un reto estar en el equipo ya que era soportar tantos gritos y reclamos entre las jugadoras hasta que se logró hablar en el locker los temas, poco a poco lo fuimos cambiando como equipo y lo íbamos reflejando en los juegos.
Nuestros seguidores fueron viendo los cambios que se hacían en el equipo y lo reflejábamos completamente en los juegos. Éramos un equipo completamente diferente y por fin sentí bien puesto el uniforme.
En los 8 grandes en Tijuana llegamos más unidas y siempre escuché comentarios positivos hacia nuestro equipo diciendo que éramos favorito, pero en lo personal ese fue uno de los días más frustrantes para mí porque después de haber tenido una buena temporada, me lesioné y lo peor fue que iba lesionada para las finales, por lo que siempre que me duele algo, no puedo jugar a gusto por miedo. Así que dejé de aportar lo que había hecho en la temporada.
En mis últimos 8 grandes en Hidalgo 2019, iba con una mentalidad muy diferente a los de años atrás, después de haber estado motivándome yo misma con frases, libros, amigos, mi familia, recordando experiencias, etc. llegué a hacer un cambio enorme en mí, en el juego, así que llegue más concentrada a las finales y más completa ese año. Sin embargo, aún recuerdo que durante el juego me lastimé y lo primero que vino a mi mente fue que el año pasado en finales estaba lesionada, me llené de coraje y en ese momento fue que revolucioné mi mente y me activé en juego, tanto en defensiva como en ofensiva. El resultado no fue lo que esperábamos, pero había algo dentro de mí que no sabía por qué pero sentía que esa ya había sido mi última oportunidad.
El futuro de Oleida de León
Regresé de vacaciones a mi casa, y entre pláticas con mi familia, salió el tema de que mis papás ya sentían que el tiempo que estaba con ellos se les iba haciendo menos tomando en cuenta que ya llevaba 4 años fuera de mi casa y viendo que aún me faltaban 2 años más por acabar la universidad. Hablamos de cómo podía ir acomodando mi futuro de acuerdo a lo que yo quería llegar a hacer y mejores cosas fuera ya del ámbito deportivo.
Para mí, la familia es lo más importante y realmente el regresar a casa definitivamente no es fracasar porque en un punto de mi vida lo llegué a pensar. Entre tantos sentimientos encontrados, tomé la decisión de quedarme con mi familia y pensar en mí y ellos, porque sé que viene cosas mejores y sé que aun podía seguir desarrollándome en todo.
Ahorita estoy trabajando, estudiando y jugando de vez en cuando, tengo planes en estar viajando ya que antes no podía hacerlo como quería. Sin embargo, estoy en busca de jugar básquetbol profesional por ahora en lo que estoy con mi carrera que aún son 2 años más y estoy muy contenta con lo que estoy haciendo.
Me duele dejar a mi segunda familia Aztecas UDLAP y no tengo palabras para agradecerles todo lo que hicieron por mí y sobre todo brindarme la confianza dentro y fuera de cancha. Duele decir adiós cuando no te quieres ir pero vienen cosas mejores por las que estoy dispuesta a intentarlo.
«So if they want to call you crazy, fine. Show them what crazy can do,» Williams.