Laura Pérez nació el 7 de Julio de 1997 en Tijuana, Baja California. Actualmente se desempeña jugado para Rhode Island en la NCAA División I.
Los inicios de Laura Pérez
¿Cómo fue que iniciaste a jugar básquetbol?
Empecé a jugar desde pequeña. Mis papás siempre nos empujaron, a mí y a mis hermanos, a jugar todos los deportes desde chicos. Jugué básquetbol, fútbol y atletismo pero el básquet siempre ha sido el deporte que más disfruto.
¿Tienes a alguien que te haya inspirado para jugarlo?
Honestamente no hay alguna persona o jugador/a específica que me haya inspirado desde un principio. Así cómo lo mencioné en la pregunta anterior, mi mamá y mi papá siempre me apoyaron llevándome a entrenamientos, buscando equipos con quien jugar, viajando a torneos, etc. por ende ellos han sido una parte sumamente importante de mi pasión por este deporte.
Con el paso del tiempo, me he dado cuenta de lo mucho que he aprendido de entrenadores y jugadoras con los que he jugado en mi trayectoria y de cierta forma ellos me han inspirado a seguir jugando y anhelando nuevas experiencias como basquetbolista.
Etapa Universitaria
¿Cómo fue que llegaste a la NCAA?
Desde chica me he propuesto metas constantemente. En el 2008 fue la primera vez que formé parte de la selección de Tijuana y ahí fue cuando conocí el mundo del básquetbol en México. Recuerdo que soñaba con ser parte de la selección de Baja California y tener una mochila de Baja, suena simple pero era algo que le decía seguido a mis papás y aún me acuerdo de la emoción que sentí cuando quedé entre las 12 por primera vez.
Después de muchas experiencias, Olimpiadas, torneos TELMEX, y aprendizajes con selecciones de Baja me di cuenta que tenía potencial para ser seleccionada de México por lo cual se convirtió en una meta personal. Como toda basquetbolista, no creo que haya honor más grande y logro más grato que ser parte de la selección nacional. En el 2012 fui preseleccionada para el Centrobasket U15 pero no quedé entre las 12, lo que me dejó con muchas ganas y motivación de mejorar y regresar.
Fue en el verano del 2014 cuando fui seleccionada por primera vez para el mundial U17. Ese mismo verano me invitaron a la preselección U18, donde me seleccionaron de nuevo y participé en el Premundial U18. Fue mi rendimiento en ese torneo cuando me di cuenta que podía jugar y competir en un nivel alto y la NCAA de convirtió en una posibilidad.
La participación que tuve llamó la atención de CMAS Athletes, una organización que busca ayudar a deportistas con el proceso de reclutamiento en la NCAA. Ellos me contactaron y fueron los que me introdujeron a la oportunidad de jugar División I en EUA.
En el 2015, en mi último año de Preparatoria tuve la increíble oportunidad de jugar con el equipo universitario de CETYS con César Valencia. Esa experiencia me expuso a mucho como jugadora, tenía 17 años y estaba jugando contra muchachas de 20-23. Aprendí muchísimo de mi coach y de mi equipo. Para mí, formar parte de ese equipo fue un sueño.
Estaba jugando con las niñas que eran categoría grande en Baja California cuando yo era categoría mini. Ese año fue uno de los más especiales e importantes de mi vida y fue cuando fuimos subcampeonas nacionales de la liga ABE. Muy agradecida con César por darme esa oportunidad que también me hizo darme cuenta de mi talento como jugadora.
Después de terminar con CETYS me enfoqué en hablar con entrenadores de Estados Unidos y ahí fue cuándo elegí la Universidad de Rhode Island. Visité la escuela y ¡me encantó! Honestamente siento que fui valiente al irme tan lejos de mi casa pero me di cuenta que era una escuela dónde podría jugar en un nivel alto y al mismo tiempo obtener una educación gratuita en una universidad americana.
¿Qué se siente representar a México en el extranjero?
Representar a México es algo muy importante y especial para mí, y no sólo en la cancha como jugadora, también hay mucho que demostrar como estudiante y como persona. Los mexicanos somos gente trabajadora, apasionada y dedicada. Me da orgullo decir que soy de Tijuana, México. Hablo de mi país muy seguido con mis compañeras de equipo, otros deportistas, amigas, amigos, profesores, etc. Me da gusto poder ser una buena representación.
Representar a México en EUA es un reto y honor como basquetbolista. Competir con jugadoras de alto nivel diario en entrenamientos y seguido en juegos es una oportunidad que se debe aprovechar.
¿Qué lección te deja tu etapa universitaria?
Quisiera poder contestar esta pregunta con una lección clara que abarque todo pero honestamente me es difícil resumirlo. Pienso que he crecido muchísimo en todos los aspectos de mi vida en estos 4 años.
Durante estos últimos cuatro años como estudiante-deportista me he enfrentado a muchos retos. Mi primer año fue muy difícil, jugué muy poco a pesar de sentirme bien en los entrenamientos, trabajar extra, hablar con entrenadores y recibir buenos comentarios constantemente. Muchas noches sin dormir y extrañando pero no quería marcarle a mis papás para no preocuparlos.
Muchas llamadas donde les decía que estaba bien cuando sentía que no iba a aguantar pero aquí sigo jaja y estoy agradecida de que cuando mis papás me vieron batallar me motivaron seguir, me recordaban a valorara la oportunidad y aprovechara el hecho de estar acá.
Mi segundo año fue aún más difícil. Me iba muy bien en los entrenamientos, entendía nuestro sistema de juego y sabía lo que los entrenadores necesitaban de mí. Tenía grandes expectativas tanto yo como los entrenadores y al inicio de la temporada me lesioné. Tuve un desgarre de tercer grado, me desgarré mis 3 ligamentos del tobillo y un tendón. Esto me hizo valorar el simple hecho de tener salud y de poder entrenar.
Además, ese mismo año falleció mi abuela materna, una persona muy especial para mí y muy cercana. Honestamente pensé que me regresaría a Tijuana ese año pero algo dentro de mí no quería rendirse. Seguía trabajando y pensaba “ya voy a la mitad.”
Mi tercer año fue mi año de recuperación, trabajé durísimo para recuperar fortaleza en mi tobillo. Mis compañeras me eligieron como capitana para la temporada, logré recuperarme durante inicio de año y jugar un poco más. También fue un año donde me di cuenta de las oportunidades académicas y profesionales que había en mi escuela y comencé a aprovechar ese aspecto de mi experiencia.
El verano del 2018 pude trabajar con una compañía reconocida de servicios financieros, representar a la selección de México Universitaria en los Juegos FISU Panamericanos y hacer un tour por España y Portugal con mi equipo de la escuela.
Ahora estoy en mi último año y por más que quisiera decir que todo ha sido un poco más fácil, no ha sido así. El semestre pasado falleció una de mis amigas cercanas que jugó conmigo en Baja durante 10 años y aunque sentía que mi mundo se caía, el básquet era mi escape. Fuera de la cancha sentía un vacío enorme pero los entrenamientos eran mi mejor parte del día.
Este año me sentía segura de que venían buenas oportunidades durante la temporada: cuarto año jugando en este sistema y siendo líder de mi equipo, mi rendimiento era bueno, mis entrenadores me lo decían… pero por alguna razón que aún no logro entender, a la hora de la hora, no me han dado lo que constantemente me prometen que viene.
Cabe mencionar que no he dejado de trabajar y yo reconozco que hay competencia pero también reconozco mi talento y creo en mí. Ha sido una lucha no perder la confianza como jugadora pero no me vine hace 4 años a estar en la banca, me vine a hacer un impacto dentro y fuera de la cancha y seguiré haciendo lo mejor que pueda con cualquier oportunidad que se presente.
Me es difícil entender por qué he tenido una trayectoria tan difícil en la cancha con mis entrenadores. Sé que soy una jugadora que pone al equipo primero, que tiene ética de trabajo, compromiso, liderazgo, habilidad e IQ de baloncesto y eso he demostrado todos los días en los entrenamientos. He hablado y preguntado lo que necesitan de mí o lo que necesito mejorar para tener más tiempo en la cancha.
Honestamente, esto me ha puesto a prueba, me ha hecho una persona fuerte, y por más difícil que ha sido, no he dejado que cambie lo que más me caracteriza como jugadora, mis ganas de demostrar y de mejorar. Siempre vivo con algo en mente que mi papá me ha dicho toda mi vida “todo lo que hagas, hazlo lo mejor que puedas.” Y es algo que aplico en todas las áreas de mi vida.
El hecho de que ha sido difícil no significa que no ha valido la pena o que no he disfrutado mi experiencia universitaria. Todas esas noches sin dormir, entrenamientos cansados, viajes largos, pocos minutos de juego, tareas y exámenes, no se comparan con las experiencias y las amistades que he formado aquí.
No me puedo quejar de las instalaciones de primer mundo, la calidad de vida deportista, la competencia, los viajes, los dormitorios, etc. Pero lo más especial son las personas increíbles que he conocido y que han hecho mi experiencia una inolvidable, amigas dentro y fuera de mi equipo que me apoyan y que creen en mí, algo que siempre se los voy a agradecer.
Siempre estaré agradecida con todos mis amigos de Tijuana y de México que me han mandado mensajes y me han motivado a seguir acá. Y cómo no agradecerle a mi familia que jamás me ha dejado sola, mis papás que apoyan mis decisiones y me han dado todo lo que tengo y gracias a ellos estoy donde estoy.
Estar lejos de mi casa estos últimos 4 años no ha sido fácil pero sé que he madurado y crecido mucho como jugadora y como mujer. Todas estas experiencias y todas las personas que han sido parte de esta trayectoria me han ayudado a convertirme en una mejor persona y eso es lo más importante.
El futuro de Laura Pérez
¿Qué sigue para ti después de la NCAA?
Quisiera tener una respuesta fija pero por lo pronto ¡sé que tengo buenas opciones de lo que puedo hacer después de graduarme! Espero poder compartir mis planes pronto pero algo que puedo garantizar es que seguiré jugando básquet unos años más.
¿Qué evento te ha marcado más en el baloncesto?
¡Es muy difícil elegir uno sólo! Uno de los mejores momentos fue cuando me seleccionaron por primera vez. Aun recuerdo lo devastador que fue el corte en el 2012 pero no olvidaré esas ganas de regresar a intentarlo. El sentimiento de quedar entre las 12 para el Mundial U17 fue uno de felicidad pura. Marcarle a mi familia y darles la noticia fue algo muy especial.
Mi equipo de Baja California ha marcado mi vida para siempre y aún somos muy cercanas todas las niñas. Pero si tuviera que elegir algún torneo, probablemente serían los Ocho Grandes del 2015 con CETYS Universidad, vencer a la UDLAP en cuartos, seguido por una semifinal cardiaca donde remontamos contra la UPAEP. Y debo mencionar el Premundial U18 porque mi actuación me abrió las puertas para estar en EUA.
¿Buscarás ser parte de la selección mexicana de baloncesto?
¡Claro! Mi experiencia en esta universidad me ha dejado con más hambre de jugar y disfrutar el básquetbol. Representar a México es un sueño que siempre tengo en mente, es una motivación para seguir mejorando y nunca rendirme.
¿Qué le hace falta a México para llegar a un nivel tan alto como en USA?
Es difícil encontrar una respuesta exacta. La exigencia acá es muy demandante pero también sé que México tiene mucho que ofrecer, muy buenos entrenadores, jugadoras y jugadores talentosos.
Algunas palabras para que la gente se motive a practicar el básquetbol
¡No dejes que nadie te quite el amor que le tienes al básquetbol! Por más difícil que sea el camino, recuerda la razón por la que empezaste. Si te gusta, haz lo que sea por seguir trabajando y mejorando como jugador/a, sé la persona que trabaja el doble.